Reconocer y valorar el propio cuerpo
Tocar
y sentir: Las caricias y el contacto físico le permiten sentirse y sentir lo
que le rodea. Cada parte del cuerpo de un bebé que es acariciada o masajeada
cobra vida, se distiende y se abre para recoger nuevas caricias. Éste es un
modo de desarrollar su sensualidad y de hacerles descubrir el bienestar que el
contacto físico produce. Se educa con los abrazos, las caricias, los afectos y
los contactos con la piel. Todo esto es muy importante para las criaturas y a
menudo es el medio más eficaz para lograr la calma o la relajación. Así, cuando
quieren que se les acaricie o se les haga algún tipo de masaje pueden llegar a
ser insinuantes: se colocan al lado y muy cerquita de la persona adulta o lo
piden de forma explícita (“hazme cosquillitas”). Se puede tocarlos, no sólo con
las manos, también haciéndoles sentir diferentes objetos: envolverlos con una
manta suave, hacerles cosquillas con una pluma, abrazarlos con su osito de
peluche o, cuando ya son algo más mayores, jugar a reconocer objetos con los
ojos cerrados. Además de éstas, hay muchas actividades diarias en las que
pueden experimentar diferentes sensaciones con el cuerpo y los objetos: por
ejemplo, jugar con móviles o mirar el movimiento de una lavadora cuando son
bebés; adivinar por dónde viene un sonido o qué alimento es el que se tienen en
la boca cuando están comiendo; jugar con juguetes que emiten sonidos diversos;
sentir el agua mientras se bañan, la arena o el barro cuando están en el
parque; pintarse en el propio cuerpo cuando están en un espacio apropiado para
ello, tocar la comida y mancharse con ella mientras aprenden a comer, etc.
Link video: https://www.youtube.com/watch?v=dU_U5NwXAOY
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