Prevenir Los Riesgos
Tradicionalmente,
la educación sexual se ha centrado en la prevención de riesgos, entendiendo
además que los riesgos tienen que ver fundamentalmente con determinadas
consecuencias que una relación coital puede suponer, como el embarazo o las
enfermedades de transmisión sexual. Dejando fuera de la educación sexual los
abusos sexuales de todo tipo. En las últimas décadas se han hecho visibles las
diferentes formas de abuso sexual que se dan en la infancia, lo que ha llevado a
determina das personas a dar más importancia a la prevención de este tipo de
riesgos. Pero la educación sexual no debe reducir la sexualidad a algo negativo
o peligroso del cual hay que salvaguardarse. De lo que es necesario protegerse
es de la violencia y no de la sexualidad en sí misma. Prevenir que la
violencia forme parte de la sexualidad infantil tiene que ver con todo lo que
se ha ido planteando a lo largo de esta guía, porque a medida que aprenden a
reconocer y desarrollar su sexualidad con libertad, aprenden a distinguir lo
sano de lo insano y a no aceptar la imposición de conductas inadecuadas.
También aprenden a no reproducir conductas violentas en su relación con otras
personas (y esto es especialmente importante en el caso de los niños). En
definitiva, la posibilidad de que un niño o una niña sufran algún tipo de abuso
sexual está ahí, tanto en su presente como en su futuro. Prevenir este tipo de
experiencias no puede ser el centro ni el objetivo principal de una educación
afectivo–sexual de calidad, pero sí es un aspecto a tener en cuenta.
Lin video: https://www.youtube.com/watch?v=ifT8lnH5sP0
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